jueves, 9 de julio de 2009

Shanghai

El 10 de junio dejamos Beijing. En Shanghai mejoramos sensiblemente la calidad del alojamiento (por suerte, ya estábamos todos medios cansados de la mugre y de compartir el baño), ya que el hotel estaba bastante prolijo aunque la zona dejaba bastante que desear. Llegamos todos muertos y fue uno de esos días que era necesario achicar un poco así que nos dormimos una buena siesta y de tardecita recién salimos a recorrer la zona de Pudong, que tiene una peatonal que estaba prolijita aunque demasiado turística. A la vuelta nos dejamos estar y cuando quisimos acordar ya había pasado el último metro para volver y nos tomamos un taxi: fue tal cual una montaña rusa pero sin cinturón. Los chinos son unos enfermos manejando! Por suerte y gracias a alguna virgen llegamos bien al hotel.



Al día siguiente arrancamos temprano: visitamos People’s Square, el museo de Shanghai y caímos de rebote en una exposición sobre todo lo que se está construyendo y reformando en Shanghai en términos urbanísticos. Shanghai confirma muchas cosas de mi visión de China después de la visita a Beijing. Pero en particular confirma el movimiento. Shangai está absolutamente toda en obra preparándose para la Expo 2010: metros, edificios, plazas, calles, parques… todo en obra. Definitivamente 2009 no fue un buen año para visitar Shanghai pero igual estuvo bien.


De tarde visitamos un Longton (una especie de Hutong pero con una estructura más de corredores), el barrio histórico y terminamos la noche en Xintiandi, una zona super fashion con un montón de boliches lleno de turistas (al punto que te olvidabas que estabas en la olorosa china jeje). Obviamente los precios de la zona no estaban a nuestro alcance por lo que nos compramos algo para picar en un 7 eleven y disfrutamos del ambiente sentados en un banquito, nada mal!






Al día siguiente, después de haber pateado mucho en nuestro productivo día anterior, nos lo tomamos más tranqui. Visitamos el Museo de Ciencia y Tecnología, un edificio que no me gustó nada, y el Centro de Artes Orientales, un edificio raro. Después hicimos algunas compras en un mercado (que a diferencia de los de Beijing era subterráneo) y tuvimos el mejor almuerzo de lo que va del viaje: tenedor libre en una parrillada de un brasilero. Por US$ 10 (nada caro para lo que estamos acostumbrados a pagar) comimos carne (mucha y de diferentes tipos) deliciosa, puré de papa, sopa licuada (como la de la abuela!!), pan de queso, ensalada rusa, flan y helado con DULCE DE LECHE. Todo estaba muy muy rico y nos rompimos la boca, al punto que no comimos nada hasta el día siguiente. Obviamente después de semejante almuerzo quedamos prontos para una siesta. Igual fuimos a cumplir con los últimos deberes y visitamos algunos edificios (si no me acuerdo mal uno era el más alto de china).




Para liquidar nuestra visita a Shanghai cuando nos estábamos volviendo al hotel con Gabi hicimos una parada estratégica en una especie de feria armada en la calle cerca del hotel para hacer las últimas compritas!



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