domingo, 31 de mayo de 2009

Tokyo

La llegada a Asia no fue nada facil. Salimos de San Francisco a las 21:00 para tomar un vuelo a Dallas (de unas 4 hs), donde esperamos 5 hs y salimos directo a Tokyo, con 13 horas de vuelo!!! Por suerte las 13 horas se hicieron bastante amenas ya que los asientos eran un poco más cómodos y tenían pantallitas individuales con varias opciones de películas.




Ni bien llegamos se empezó a hacer notar la particular atención que presta este país a los problemas sanitarios. Cuando llegó el avión, antes de bajarnos subieron unos japoneses vestidos con unos trajes y tapabocas como si se estuvieran metiendo en lugar sumamente peligroso y nos observaron a todos y después nos dejaron bajar. Ahí nos hacían entregar unos formularios en los que teníamos que declarar de dónde veníamos y si habíamos tenido algún síntoma de gripe en los últimos días y a algunos nos tomaron la fiebre! Por suerte no tenía sino me hubieran dejado en cuarentena jeje. Esa preocupación por los temas sanitarios se hace presente en todos lados: mucha gente usa tapabocas diariamente y en muchos baños hay indicaciones de cómo lavarse las manos para prevenir la influenza y qué hacer si se presentan los síntomas (básicamente uno tiene que llamar para que lo pongan en cuarentena). Ser una isla y de superficie tan reducida en relación a su población, marcan la historia de Japón en términos de protección sanitaria.

A la llegada en el aeropuerto hicimos el canje de nuestro Japan Rail Pass, que es un pase que nos permite movernos libremente en un montón de trenes en todo Japón, y después de recibir indicaciones de los docentes (que ya estaban hacía un par de días) de cómo llegar a los hoteles, arrancamos para el Tokyo International Hostel. Un lugar muy particular que marcó nuestra visita a Tokyo. El hostal tenía un toque de queda de 11 de la noche a 6 de la matina, todas las mañanas a las 7:00 nos despertaba un japonés que hablaba por los parlantes (ubicados al lado de la cama, bien cerca de la cabeza más precisamente) y decía que era la hora del desayuno en ponja y en inglés. Increible. A esto se sumó que no había internet en el hostal y que también teníamos un horario reducido para ducharnos!!

De todas formas el Hostal no empañó la visita a la ciudad! Tokyo es increíble! Seguramente, además de la ciudad en sí misma, lo que la hizo más fascinante fue el encuentro con la sociedad japonesa. Por primera vez desde que arrancamos el viaje nos encontramos un lugar en la que no hay chance que logremos entender algo del idioma y que tampoco sabemos demasiado sobre la cultura (algo bastante opuesto a lo que nos puede haber pasado en Estados Unidos). Japón es uno de los países más homogéneos en términos raciales: el 99% de la población es de origen japonés, y esto también contrasta muy fuerte con Estados Unidos (una sociedad mosaico) donde pasábamos totalmente desapercibidos, acá sin duda somos occidentales y muchas veces la gente te mira, sin ser groseros por supuesto, porque los japoneses son súper educados y respetuosos.

El desconocimiento de la sociedad hizo de la visita mucho más atrapante, el simple hecho de estar caminando por las calles de Tokyo significaban algo nuevo y no era necesario visitar algún lugar o ver algo para sentirse realmente conociendo (lo que no quita que visitamos un montón de lugares!). La cantidad de gente que hay en todos lados es impresionante (en Tokyo viven unas 17 millones de personas y diariamente la población casi se duplica con toda la gente que viaje desde las afueras a trabajar en la metrópolis. Igual pocas veces se nota porque bajo el aparente caos, sin duda reina el orden. Todos hacen cola para subir a los trenes (de forma ordenada para primero dejar bajar a los que vienen arriba), en las escaleras mecánicas a la izquierda van los que se quedan quietos y a la derecha se deja pasar a los que van apurados, nadie cruza la calle con roja por más que no venga nadie, en la calle se puede fumar únicamente en las áreas designadas para fumadores, las bicicletas tienen un lugar asignado en la calle para estacionar y prácticamente quedan sin seguridad, todo es MUY limpio a pesar de que hay papeleras en pocos lugares y la gran mayoría de las papeleras están diseñadas para que uno mismo clasifique la basura!! Incluso los homeless (que fueron relativamente pocos los que vimos en relación a Estados Unidos) son limpios! Vimos uno que estaba fumando y tiraba la ceniza en una botellita para no ensuciar. A esto se suma que los japoneses son sumamente amables y siempre están dispuestos a ayudarte a llegar a tu destino, incluso en un par de oportunidades nos acompañaron hasta nuestro destino!! (Una japonesa nos acompañó cerca de 15 cuadras!). Cuando no entienden nada de inglés es bastante difícil la comunicaciones y muchas veces inútil pero las señas por suerte son universales!

Ahora, obviamente detrás de todo este orden hay algo que no anda del todo bien. Es impresionante lo que chupa esta gente!! Después de las 14 horas que trabajan diariamente el desahogo es el alcohol. Arrancan ni bien salen de trabajar y en los trenes después de las 6 de la tarde ya se empieza a sentir como destilan! A medida que avanza la nochecita son más frecuentes las escenas de borrachos (y borrachas) dormidos en el tren, arrastrándose por la calle o diciendo disparates (suponemos que disparates obviamente jeje). Toda gente “prolija”, de traje y corbata, o muy bien vestidas en el caso de las mujeres.

Volviendo a la ciudad de Tokyo en sí misma, para no ser menos que New York nos recibió con lluvia y frío. El domingo visitamos el Parque Ueno Onshi que pese a la lluvia estaba lleno de gente (en Montevideo en un día tan feo no hubiera habido mucha gente) donde se llevó adelante el primer intento del proyecto académico: no lo entendí muy bien, intenta ser una intervención urbana creo, e involucra inflar globos (si si, inflé globos) y visitamos la International Childrens’ Library de Tadao Ando.



Después nos fuimos al Parque Yoyogui, siempre transportándonos con nuestro tan querido Japan Rail Pass, donde los domingos se junta una jungla muy particular: una especie de tribu urbana que se disfraza y arma unas cosas medio raras ahí en el parque. Visitamos el Santuario Meiji Jingu, donde por ser domingo y aparentemente por lo que entendimos el “most lucky day”, se estaban llevando adelante varios casamientos. Al medio día tuvimos nuestro primer intento de comida japonesa: pedimos los fideos que parecían más inofensivos y era un plato que se comía frio! Fideos fríos! No era feo, pero eran fideos fríos!

Después caminamos por la peatonal Takeshita-Dori, visitamos el Gimnasio Olímpico de Tokyo y las fashion buildings en la avenida Omotesando. Prada, Louis Vuitton, Nike, Dior y muchísimas otras tiendas hiper fashion (muchas de las cuales recién estoy conociendo ahora porque vamos a visitar los edificios) tienen unos edificios espectaculares de arquitectos muy conocidos (estos también los estoy conociendo ahora jeje). Un día recorriendo la zona de la moda en Tokyo fue más que suficiente para ver que los japoneses tienen onda jeje. Tanto las mujeres como los hombres se arreglan pila y son súper elegantes (algunos intentan más de lo que son pero bue jeje).
El lunes por suerte salió el sol. Salimos temprano para el Foro Internacional de Tokyo de Viñoly (arquitecto uruguayo al que ya hice referencia), un edificio muy impresionante que funciona como centro cultural y comercial de 1997. Caminamos por Ginza visitando varios edificios interesantes. Tokyo es increíble, tenemos muchas obras para ver que están en la guía que tenemos para seguir pero siempre encontramos alguno que no está en la guía. Por supuesto que hay cosas feas, pero al haber tanto siempre hay algo para ver.
De tarde fuimos a ver una obra que resultó ser una cosa bastante fea y muy venida a menos. Se llama “el huevo de los vientos”, mirándolo un poco desde afuera con ese nombre ya nos tendríamos que haber dado cuenta que no podía valer la pena jeje. Dada la decepción y después que una japonesa se riera y nos recomendara otras cosas para ver en la zona después de que le mostramos la foto del huevo que estaba en la guía (aparentemente muy vieja), caminamos por Okawabata River City que resultó ser una zona muy pintoresca. Antes de volvernos al hostal visitamos de noche Ginza y el Foro, increíble.
El sol se mantuvo por un par de días. Fuimos a Yokohama (nos llevó una hora y pico en tren) y visitamos la Terminal Marítima Internacional, un espacio al aire libre súper disfrutable en el que aprovechamos para tirarnos un rato al sol. De ahí, tras otra hora y media de tren, fuimos a Tachicagua al Centro Cultural Hanamidori, el edificio está muy bueno con una estructura muy particular y lo que más me gustó es que en el techo tiene un jardín divino!!
Después de los paseos en tren, a eso de las 18:00 (hora pico!) volvimos a Tokyo para ir a Shibuya!! Por primera vez desde que llegamos tuve una sensación de ahogo y multitud cuando llegamos a la terminal, LLENA de gente!! En Shibuya hay un cruce de calles que es increíble: se ponen todas las señales verdes para los peatones y rojas para los autos y cruzan miles de personas en todos los sentidos, incluso en diagonal!!! Realmente un “paisaje” increíble. De ahí nos fuimos a Akihabara, una zona que se denomina la Electric Town por ser donde se venden todo tipo de aparatejos. La zona no es nada del otro mundo pero estuvo interesante porque terminamos hablando con un peruano de origen japonés (en español obvio) que vivía hace 11 años en Tokyo. Le ponderamos la ciudad y su primer expresión fue “Sí, todo muy lindo, en la superficie”. Aparentemente los japoneses son muy cerrados en lo que refiere a su “casa” y nos es normal que las personas se inviten a las casas, así como las familias cuando viven en hogares separados no suelen verse muy seguido (no se ven para los ucmpleaños). Nos contó que su plan era volver a Perú en unos 7 años, después de ahorrar, para quedarse a vivir allá. También le comentamos que parecía una ciudad re segura y nos dijo que efectivamente era así, y que lo único que podía pasar era que algún borracho te robara la bicicleta jeje.
Al día siguiente recorrimos los jardines del Palacio Imperial. Un parque muy lindo en el centro de Tokyo que le da un “respiro” importante a la ciudad. Se nota que mucha gente que trabaja o vive en los alrededores lo usa como un lugar de desenchufe.
Después arrancamos el viaje a Sendai (una ciudad al norte de Tokyo) en nuestro primer Shinkansen (tren bala)!! Van muuuuy rápido, a unos 280 km/hora (dicen que hay otros más rápidos!) y recorrimos 700 kms en menos de 3 horas, increíble! Para mi resultó como un importante somnífero. A pesar de que dormí buena parte del viaje me dio para ir mirando un poco. En el camino recorrimos zonas de todo tipo pero fundamentalmente agrícolas, con muchas plantaciones de arroz, y alguna otra cosa que no sé que eran. Se nota la intención de producir el máximo posible de alimentos (Japón es un país al que por su superficie le resulta muy difícil autoabastecerse de alimentos) y en cada rinconcito fértil hay algo plantado (incluso en lugares que parecen los jardines de las casas). En Sendai visitamos la Mediateca, un lugar realmente impresionante. Es un espacio con biblioteca, computadoras, televisiones, lugares para estudiar, lugares para leer, galerías para exposiciones… realmente increíble. El edificio es de Toyo Ito, y es espectacular, pero más allá de lo arquitectónico es fascinante el lugar y la gente leyendo, estudiando, participando en diferentes actividades, realmente muy bueno. Ahí en Sendai dimos unas vueltas y fuimos un ratito a un bolichito a festejar el cumple de Jose.
El penúltimo día en Tokyo volvió nuestra querida amiga la lluvia que nos está acompañando mucho en este viaje y la verdad estamos esperando que se las pele de una vez. De camión a Matsumoto, intentamos ir al Monte Fuji Yama, un volcán inactivo que es la montaña más alta de Japón, pero el tiempo no ayudó y cuando llegamos a la parada donde nos teníamos que tomar el tren para llegar a la montaña un ponja nos hizo la seña de NO que tanto les cruza (consiste en formar una cruz con los brazos, aún no he podido sacar una foto representativa) y nos dijo “snow snow”, así que se nos frustró la ida. Seguimos camino a Matsumoto y ahí vistamos el Centro de Artes Escénicas de Toyo Ito, una vez más muy bueno. Un lugar super espacioso y lindo. De nuevo tenía un jardín en el techo, distinto a otros que hemos visto, pero bueno, aparentemente se usa esto del pasto en los techos y queda muy lindo jeje. La vista desde ese lugar es increíble porque Matsumoto está rodeado de montañas y picos nevados, realmente muy lindo. Aprovechando que andábamos por ahí, caminamos un rato por la ciudad y visitamos un Castillo muy antiguo, ambas cosas de lo más pintorescas. A la vuelta en Tokyo fuimos a Roppongi, la zona donde están todos los boliches, y hay algunos edificios interesantes, pero nuevamente nuestra amiga lluvia nos acompañó y esta vez de manera torrencial, lo que nos corrió de vuelta al hotel empapados!
El último día en Tokyo lo arrancamos muy temprano, con nuestra querida amiga lluvia! A las 6 salimos para el Mercado de Pescado de Tsujiki, un lugar increíble, que nos dejo a todos con bastantes pocas ganas de comer pescado por un tiempo pero realmente valió la pena la levantada temprano. El mercado funciona entre 4:00 y 8:00 de la mañana y las ventas importantes (de los atunes, etc.) se hacen en forma de subasta (lamentablemente esto no llegamos a verlo por nuestro toque de queda). El mercado es una locura, lleno de gente, comprando o haciendo pedacitos a los peces o pescados y los vendedores se trasladan en unos mini vehículos que andan rapidísimo por todos lados (casi nos atropellan en varias oportunidades porque obviamente estábamos estorbando el trabajo). Después de ahí nos tomamos un buen desayuno en una panadería increíble que nos ha ayudado mucho en estos días (la mayoría de las comidas están explicadas en inglés).


Después y pese a la lluvia nos fuimos al Museo de Arte de Tokyo. El edificio es bastante nuevo y con algunas cosas interesantes, pero lo más interesante fue que nos sirvió de resguardo de la lluvia torrencial por un buen rato. Después de ahí y buen almuerzo nos tomamos un monorriel (Yurikamome) para visitar algunas islas, la costa y ver Tokyo desde un poquito más lejos. Por supuesto todo esto desde el tren porque nuevamente nos acompañó la lluvia. La arquitectura de la zona era bastante desagradable, con excepción de algún edificio, pero la vista de Tokyo hizo valer la pena el paseo. Liquidamos la visita a Tokyo con una visita (con entrada a la cancha incluida) al Estadio de Tokio, donde Nacional salió campeón en el 88, toda una emoción!!! El cuadro estaba medio dividido (Gabi y yo de nacional y Nacho y Cachi de peñarol...), pero estuvo buenísima la visita!



Bueno, por ahora esta va siendo nuestro encuentro con la sociedad japonesa. Dos últimos comentarios, ya se que esto me quedo eterno y admiro a los que llegaron hasta acá!!! Con la comida venimos bien, tratamos de probar cosas nuevas (sin meternos en demasiados problemas), pero muchas veces nos gana el hambre y terminamos en el viejo y querido Mc Donalds con unas buenas hamburguesas (lamentablemente en los Mc de Japón no venden ensaladas!). Los japoneses comen mucho fideo, mucha arroz y mucho pescado (y por lo tanto nosotros también). También comen mucho pan, pero hay unos panes muy ricos que vienen con sorpresa! En realidad están escritos en japonés y por lo tanto para nosotros es como si vinieran con sorpresa jeje (con esos por ahora hemos tenido suerte). Último comentario, no hay casi wifi! Dado que es el país de la tecnología (abajo les dejo una fotito para que vean que mal se tratan en el baño, aclaro que tiene la propiedad de esperar con la tapa calentita! Increíble!), estamos empezando a pensar que a los japoneses cuando nacen les implanta un modem o algo similar que hace que tengan internet con ellos jeje. Cierro con un par de fotos que me gustaron!