Llegamos a Hong Kong a las 11 de la mañana y antes de arrancar el día que teníamos para visitarlo dedicamos unas horitas a armar el primer envío a Montevideo: 11 kgs de compras y algunas cosas que no trajimos y no estábamos usando (y no queríamos tirar) que llegan en setiembre (demora pero van a estar para cuando lleguemos nosotros en diciembre).
El hotel estaba prolijo pero muy mal ubicado. Hacía mucho calor, y estaba muy húmedo, lo que hizo muy cansador el día. Para que se hagan una idea, en el momento que salimos del hotel (donde obviamente había aire acondicionado) a Nacho se le empañaron los lentes!! Bajo ese calor salimos rumbo al “centro” (a la isla propiamente de Hong Kong).
Ahí visitamos algunos edificios interesantes y subimos a un monte desde el que hay una vista muy linda de la ciudad. Después cruzamos en ferry para una isla desde donde se ve un espectáculo de luces en el que participan la mayoría de los edificios que estuvo lindo. La bahía de Hong Kong es realmente muy linda, pero el tiempo no dio para mucho y nos quedamos con ganas de más.
Una cosa que me llamó mucho la atención fue la diversidad de gente. Frente a Beijing y Shangai donde era raro ver occidentales, en Hong Kong hay de todo, seguramente consecuencia del período de colonia inglesa que no terminó hace tantos años. Otra marca del pasado “inglés” son los precios, por un momento nos fuimos del mundo desarrollado y el viático no dio jeje.
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