La llegada a Praga se demoró porque se demoró varias horas la entrega de la Trafic en Berlín (la decoración de la misma fue casi inmediata, los pegotines que teníamos para ponerle los habíamos comprado en Turquía y todos estábamos más que ansiosos por decorarla finalmente). De camino dormimos en un camping y reservamos un hostal para las noches siguientes en el centro de la ciudad.
Cuando llegamos a Praga fuimos derecho al hostal y resultó estar cerrado hacía más de un año. Todo no nos podía salir bien, pensamos, ya teníamos la Trafic algo diferente nos tenía que salir mal. Algunos ya estábamos preparados para buscar otro alojamiento pero en ese caso perdíamos la plata de la reserva de ese hostal. Por suerte Gabi estaba firme con llamar, llamó y la dueña del hostal le explicó que estaba cerrado pero que nos iban a dar un apartamento por el mismo precio y nos pidió disculpas por el error. Después de todo nuestra suerte aparentemente había cambiado! Llegamos y era un apartamento para 8, con dos dormitorios, un baño y cocina con horno (esto último es fundamental a esta altura del viaje!). Al final les dejo un vídeo parar que se hagan una idea de lo que es la vida de hogar en este viaje.
Después de instalarnos salimos a dar unas vueltas por la parte vieja del a ciudad. El apartamento quedaba en una especie de zona roja pero estaba muy cerquita de todo así que no había lugar a queja. La parte vieja de la ciudad realmente es una joyita, pequeña, muy caminable y muy bien conservada. En algunas cosas me hizo acordar a brujas porque tiene eso de pueblito de cuento de hadas pero en términos de las historias y lo vivido por la ciudad tal vez sea bastante más interesante (no me creo con la propiedad para afirmarlo con tanta seguridad). Al día siguiente hicimos un free walking tour por la parte vieja y estuvo muy interesante (pese a que la guía tenía un acento bastante molesto). La historia de la ciudad es bastante violenta, desde la primera defenestración a la resistencia a los nazis o la primavera de Praga, y todos los episodios tradicionalmente resaltados con orgullo con los praguenses (aunque seguramente haya más de uno con un poquito de exageración en el). Del tour también me quedé con la idea de que los checos tienen varios complejos relativos al reconocimiento de sus inventos. Aparentemente inventaron el primer tanque de guerra, los terrones de azúcar y los lentes de contacto y no se les reconoce tales inventos… no sé cuánto habrá de cierto en estas cosas. Lo que queda un poco alejado del centro es el Castillo de Praga, esta vez solo fuimos hasta ahí por la vista y una charla docente pero la visita la dejamos para cuando estuvieran mamá y papá.
Aprovechando el horno nos dedicamos a la comida cacera. Tuvimos pescado al horno, pastel de carne y el día del partido Uruguay-Perú pizzas caseras de la mano de Cachi. Praga está repleto de sport bars pero muy pocos pasaban el partido de Uruguay. Uno de ellos era el que quedaba abajo de nuestro apartamento, así que se juntó buena parte de la generación ahí y estuvo de lo más divertido. Les dejo un vídeo después del vídeo del apartamento donde los chiquilines están preparando las pizzas que quedaron espectaculares.
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