martes, 15 de diciembre de 2009

Makarska

Llegar a Croacia nos resultó, por ponerlo de alguna manera, caro… Salimos desde Venecia y después de recorrer algunos kilómetros en Italia entramos a Eslovenia. Solamente estábamos de pasada, dimos un vistazo de pasada a los carteles que estaban en la vieja aduna (ya que hoy en día forma parte de la Unión Europea y por lo tanto no hay control de circulación de personas) y ahí estuvo nuestro error. A los pocos kilómetros de la aduana “abandonada” había un puesto de control, nos pararon y no teníamos el pegotín. El famoso pegotín es un sistema de peajes que tienen algunos países, no hay peajes entonces uno paga un pegotín y eso de alguna manera cubre los peajes. La cuestión fue que no era una advertencia, nos multaron diez veces el valor del pegotín y además tuvimos que comprar el pegotín, la pavada salió 165 euros (si si, dolió). Pero bueno, estábamos rumbo a nuestras vacaciones playeras en la costa croata así que no había mucho para quejarse (esto no impidió que los pocos kilómetros que recorrimos dentro de Eslovenia, sus habitantes fueran relajados sin pausa, incluso sin considerar que no había audiencia para el espectáculo de groserías que se vivió adentro de la camioneta).

Las rutas importantes de Croacia son un lujo, según los conductores de turno “de las mejores”, y eso ayudó a que no llegáramos tan tarde a Makarska, nuestro destino. Makarska es un balneario más bien al norte de Croacia muy lindo y tranquilo (al menos fuera de temporada) con playas lindas, el agua es un espectáculo (para mí que las olas no están dentro de los requerimientos para considerar a una playa buena) pero tiene el defecto que no tiene arena, tiene piedritas (nada que no se arregle con unas buenas colchonetas!). Llegamos a Makarska a eso de las 8.00 de la noche y arrancamos a buscar donde quedarnos, la estrategia era llegar y conseguir ahí ya que al ser fuera de temporada se consigue más barato así. Después de ver varios apartamentos, de que Gabi y yo fuéramos perseguidas por una vieja loca que no hablaba otra cosa que croata y de que los chiquilines fueran echados a gritos en alemán por una vieja con un oso embalsamado en el hall de entrada, encontramos lo que buscábamos. Conseguimos un piso entero de un edificio de tres pisos con cocina, cuatro dormitorios con baño y balcón al módico precio de 10 euros cada uno por noche, definitivamente nada mal. Al día siguiente llegó la camioneta de Ale y Maite (con los Ales y los Maites obviamente) y se instaló en el mismo edificio que nosotros!!! La dueña no podía creer que fuera de temporada tenía casi todo alquilado y por cinco noches.

Hicimos playa, mucha playa. Cuando llegamos nos encontramos con la camioneta de las chicas y los Willson, los vimos el primer día pero ellos después arrancaron porque ya hacía un par de días que estaban ahí. Nos dejaron a Willy y a Flo respectivamente ya que ellos querían tomarse unos días más de tranquilidad antes de volver a la ruta, lo que no estuvo para nada mal porque ser muchos hizo más divertida la estadía. Ah y también antes de irse nos dejaron un montón de colchonetas inflables y para la arena que nos salvaron la vida en los días siguientes. El agua ya no estaba a temperatura de verano pero igual fresquita servía para refrescarse porque el sol seguía bastante fuerte. En la playa aparecieron los snorkels de Grecia, volvimos a las siestas y no faltó un día de picnic en una playita un poco más lejos.

Las noches también estuvieron muy entretenidas. La comida en Croacia estaba bastante más barata que en los últimos países que veníamos visitando así que tuvimos varios menús que incluyeron carne, chorizos, hamburguesas y varias cosas más que van a la parrilla… en el apartamento de Ale y Maite que era en la planta baja había una parrillita que sacó de adentro de todos las ganas de comer un asadito!! Y la verdad que para ser carne no-uruguaya no nos podemos quejar, salió todo riquísimo.

Efectivamente cumplimos con nuestro objetivo, hicimos playa en un lugar muy lindo, descansamos, comimos bien, nos divertimos y ahora estamos pronto para dar otro tirón a este viajecito que ahora sin dudas sé que requiere tener las pilas cargadas. Además de paisajística y naturalmente ser un lugar muy lindo, Croacia tiene un espíritu muy vivo pese a que las últimas décadas no hayan sido las mejores. Los croatas son muy alegres y se parecen mucho a los uruguayos en la forma de hablar medio ruidosa que tienen. Partimos de Makarska rumbo a Dubrovnik, ya no en nuestra envidiada Trafic long azul, sino en nuestra querida Trafic gris y cortita (un conductor de Renault nos entregó la camioneta en esos días y se llevó la otra). También estuvo bueno juntarnos con otras camionetas, a esta altura ya sabemos que el viaje lo hace la compañía así que cuanto mejor acompañados mejor se viaja jeje.



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