lunes, 7 de diciembre de 2009

Venecia

La visita a la ciudad de los canales fue cortita para no perder la costumbre. Llegamos al camping que quedaba a 20 minutos del centro de noche tarde y al día siguiente fuimos tempranito para el centro histórico (al que no se puede acceder en auto, algo muy inteligente y que le da un toque muy especial a la ciudad). Una de las primeras paradas del día fue en una cantina muy sencilla y pintoresca en uno de los canales en la que servían vinos, una especie de tapas y pequeños refuerzos. Había varios tanos disfrutando de la tranquilidad, y acá se empezó a notar que ya no estamos en un país taaaan distinto al nuestro, y obviamente algo heredamos de los tanos.

El clima ese día acompañó, estaba espectacular el día, caluroso pero no tanto y eso nos permitió caminar un montón y disfrutar de los canales y los puentes venecianos. La ciudad, que alguna vez representó a un imperio comercial que servía de vínculo entre Asia y Europa, despierta mucha curiosidad, desde cómo fue construida a cómo se vive la gente en una ciudad tan particular. Por supuesto que esa curiosidad se refleja en la cantidad de turistas que la invaden, pero en nuestro caso no molestó tanto porque ya estamos un poco fuera de la temporada estival del hemisferio norte.


Al principio nos tiramos de ahorrativos y dijimos que no iba a haber paseo en góndola... mhhh. Duró poco, eramos 6 lo que nos daba buena capacidad de negociación así que después de hablar con algunos gondoleros (y de algunas preguntas como las de Nacho de "cuánto cuesta la góndola?" que tuvo como respuesta "30.000 euros") salió paseo en góndola. Realmente valió la pena, y lo mejor de todo fue pasear por los canales desiertos de turistas y silenciosos... sí, hay tranquilidad en Venecia, con decir que más de uno entre el movimiento de la góndola y el silencio cabeceó un poquito.


Después de caminar bastante salió una siesta en un parque sobre el río que no estuvo mal y fue necesaria para tirar hasta más tarde y disfrutar de la noche veneciana. No fue fácil encontrar donde tirarnos porque los espacios públicos italianos ya no están tan cuidados ni son tan atractivos como los de otros países de Europa, pero igual no me puedo quejar, estando en Venecia no me puedo quejar jeje.

De noche nos juntamos con otra gente de la generación en la Plaza San Marcos y salió copetín y todo pese a no estar permitido comer y tomar (igual fue muy discreto para lo que habitualmente acostumbramos los uruguayos). Frente al cuestionamiento de una oficial sobre la cantidad de botellas de vino acumuladas en el lugar, alguien respondió "estamos reciclando jeje. Que la ciudad fuera quedando vacía de a poco le fue dando otro encanto, y decir que eramos muchos caminando a la vuelta, porque estaban bien tenebrosos los canales y las callecitas vacías, sobre todo porque de a ratos te cruzabas con algún morocho que escondía sus carteras de contrabando de la policía.

El primer encuentro con los italianos estuvo bien, breve como para sacar alguna conclusión interesante. Ya se nota que estamos en otra parte de Europa, y eso en parte nos hace sentir un poquito menos lejos de lo nuestro. Ya tendremos después una estadía más larga por estas tierras, pero ahora arrancamos para Croacia!




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