lunes, 7 de diciembre de 2009

Zurich, Lucerna, Interlaken y Basilea

El viaje Salzburgo-Zurich en tren estuvo muy bien, no mantuvo la puntualidad suiza pero anduvo bien. En el compartimento en el que nos sentamos había una pareja de médicos filipinos relativamente jóvenes que resultó de lo más interesante y nos pasamos charlando todo el viaje. Aprendimos un poco de Filipinas, un país de los que queda para alguna visita futura y que en varios sentidos se parece estar "cerca" de Uruguay (seguramente como consecuencia de la preeminencia española previa a la independencia).

Mientras nosotros estábamos separados de la camioneta sucedió una de esas cosas que nos pasan a nosotros. A nuestra casi recién recibida Trafic (con sólo un poco más de un mes de uso) se le rompió la bomba de agua. Después de estar varados dos noches en algún pueblito frances (en hotel pagado por Renault) les entregaron una camioneta que sería transitoria hasta que le arreglaran la bomba de agua a la nuestra (una vez arreglada la tienen que llevar hasta donde estamos nosotros). La camioneta que nos entregaron y que tendríamos transitoriamente era long (es decir con una valija mucho más grande que la nuestra) y azul, dos características que la hicieron la envidia del resto de la generación (decir que nos duró poco y la tuvimos solo una semana).

En Zurich nos recibieron los chiquilines junto con Lupin (la hermana de Flo) en la estación de tren. Nos bajamos y estaban ahí. Fue muy lindo el recibimiento y realmente me sentí llegando a casa, y seguramente la sensación sea comparable a la que me genere llegar a Montevideo. Con mamá y papá pasamos genial, y sin duda era necesaria esa dosis de flia para seguir el viaje (al menos para mi), pero sin duda no estaba nada pero nada mal lo que nos esperaba en Zurich. Además, haciendo mejor aún la situación, en Zurich nos quedamos todos (nosotros ocho y Lupin) en la casa de Peto, el hermano de Huevo. Peto es uruguayo, sin duda alguna hermano de Huevo, ingeniero, hincha a muerte de Nacional y terriblemente solidario. Vive en un apartamento con una habitación (que funciona de dormitorio y estar), un baño, cocina y un balcón. Y nos alojó a todos... si si. De noche la habitación principal parecía tener una gran alfombra de colchones inflables y de alguna manera dormimos 9 personas ahí y 1 dormía en el pasillo entre la entrada y la habitación. Pese a todos los "problemas" que trae una concentración de gente tan grande, pasamos bárbaro y Peto fue un gran anfitrión.


La cena siempre era todos juntos en lo de Peto. El menú era variable y en algunas oportunidades incluía una picada nada despreciable. Una noche el menú era canelones de carne y verdura (congelados por supuesto) y para atajarnos porque nos parecía que era poco las mujeres decidimos agregar una sopa a la que Santi aportó los crutones. Habitualmente usamos sopas como salsa para los fideos (con una preparación que las deje un poco más espesas) pero en general nunca hacíamos sopa. Ese día nos quedaba una "sopa" comprada en República Checa (y por tanto en idioma checo) que no había muerto con ninguna cena de fideos y nos dispusimos a hacerla. Durante la preparación notamos algo raro... la servimos... y alguien comentó "parece la comida de la película Matrix"... jeje, ese día era salsa y era salsa blanca!!!!!!! estábamos todos comiendo salsa blanca como sopa!!!!!! cosas que pasan en la vida nómade y de idiomas diversos e inentendibles.

Zurich es una ciudad preciosa. El suizo es bastante amargo pero la ciudad es muy linda. No hicimos una visita exhaustiva porque aprovechamos para ir a otras ciudades haciendo base en Zurich y siempre que volvíamos el calor del hogar nos ponía un poco vagos a todos. Igual caminamos bastante y cubrimos los principales iconos de la ciudad. Las plazas, los edificios súper antiguos, la cantidad incalculable de fuentes con agua potable... todo la hace una ciudad con mucho encanto, aunque capaz algo de eso se lo saca lo amargo de los suizos.

El primer día que salimos de paseo desde Zurich fuimos a Lucerna e Interlaken. Lucerna es una ciudad muy pintoresca como Zurich pero bastante más chica. Tiene algunas obras importantes para los arquitectos, pero más allá de eso es una ciudad muy viva, con mucha gente joven en la calle y a mi me dejó con una sensación de menor perfección que Zurich. Una vez más, este lugar no es tan perfecto como me lo imaginaba.

Después de pasar unas horas en Lucerna fuimos a Interlaken. La ruta nos adelantó lo que íbamos a encontrar. El paisaje de los Alpes suizos, sin tener lo rustico de las montañas que vimos en noruega, es fascinante y lo deja a uno sin dudas sobre cuan poderosa es la naturaleza. Interlaken como pueblo es bastante poco interesante, ya que su vida gira en torno a un montón de hoteles lujosos y no tan lujosos preparados para recibir gente de edad avanzada, pero no cabe duda que los que van no son ningunos nabos, el paisaje que lo rodea lo deja a uno sin palabras.


Otro día que salimos a pasear fuimos a Basilea. Para los arquitectos en lugar muy importante porque acumula obras de varios arquitectos de renombre. Para mi no quería decir más que el lugar donde se establecieron las normas que hoy en día se busca que cumplan los bancos en el mundo (no tengo idea como afectó la crisis la aplicación de estas normas, pero hasta antes de la crisis formaban parte de las políticas de casi todos los bancos centrales del mundo). El ánimo no acompaño, la propuesta de itinerario arquitectónico tampoco y se le sacó poco jugo a la ciudad. Con Gabi nos separamos de los arquitectos y caminamos por el centro y aprovechamos a buscar algunas gangas de esas que nos gustan a nosotras. En relación a lo caro que es comer no tiene casi sentido lo barata que es la ropa, nos tocó momento de liquidación, pero igual es más barata que en otros países de Europa (estamos hechas todas unas expertas en el mercado de la moda jeje).

Zurich nos achanchó y costó arrancar. Nadie quería dejar lo de Peto, dejar a Peto, ni volver a nuestra vida nómade y de carpas. Pero en este viaje todo el tiempo hay que seguir... seguir en movimiento. A la salida (muy temprano por primera vez desde que arrancamos) ayudó que teníamos que llevar a Santi al dentista cerca de Venecia (nuestro siguiente destino) a atender una pequeña emergencia surgida.



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