martes, 15 de diciembre de 2009

Pompeya

Llegamos de noche tarde buscando un camping que estaba en los piques del viaje y nos encontramos con un panorama bastante tenebroso. Alrededor de las excavaciones en la ciudad de Pompeya (que está armado como creció una acumulación de campings, hoteles, puestitos de comidas y souveniers bastante caótica y "sucia". Nos costó un rato encontrar el camping que buscábamos y en el medio nos encontramos varias veces con la policía persiguiendo algún individuo de aspecto sospechoso. El camping era de lo peorcito en lo que hemos estado, pero estaba enfrente a las ruinas, era barato, y resultó seguro y nos sirvió de base para dejar las cosas al día siguiente mientras visitamos Pompeya.

Arrancamos relativamente temprano, pese a lo que el sol estaba insoportable y hacía muchísimo calor. El del camping nos recomendó la puerta de entrada a Pompeya que quedaba más lejos del camping porque por esa se supone que hay menos cola. Efectivamente no había cola pero no fue tan buena la elección porque no nos hicieron ningún descuento por ser estudiantes (en la otra puerta si te hacían descuento) y no tenían mapas para entregar (en la otra puerta sí había) lo que era importante considerando el tamaño de Pompeya, es una ciudad enterita.

Una vez adentro todo fue sorpresa. Sabía que eran ruinas muy bien conservadas, pero es increíble que las cenizas hayan permitido que todo se mantenga tan bien después de tanto tiempo (la erupción que dejo bajo cenizas a Pompeya fue en el año 79 d.c.). Las construcciones, los mosaicos y los frescos en las casas intactos, los grafitis, los comercios, el estadio, todo es realmente impresionante. Los cuerpos (en realidad son moldes de yeso de los huecos que encontraban en las excavaciones donde habían estado las personas que quedaron tapadas por la ceniza) y la idea de que la ciudad quedó congelada bajo la ceniza en un momento particular, en el instante de un día cualquiera. La vista del Vesubio desde Pompeya es espectacular y un poco tenebrosa a la vez (el volcán todavía está activo!).





Salerno - Amalfi - Positano - Sorrento

Volvimos a Italia! Llegamos a Bari desde Dubrovnik en ferry, ni paramos en Bari, pero una vueltita para salir nos fue suficiente para comprobar que estábamos ante algo muy parecido al Chuy. Llegamos temprano e hicimos ruta toda la mañana para cruzar de este a oeste y llegar a Salerno a almorzar. El menú estuvo acorde con la vuelta a las tierras tanas y nos mantuvimos con las pizzas. Salerno no nos asombró mucho, es una ciudad con bastante poco movimiento y poca cosa para ver más allá de una linda rambla sobre el mar Tirreno. Aprovechamos para dormir una siesta y hacer surtido antes de arrancar la Costa Amalfitana.

Definitivamente hay alguna similitud entre los tanos y los nepalíes. Los tanos manejan como enfermos! La ruta sobre la costa amalfitana es estrecha y ellos no tienen ningún problema en andar rapidísimo y hacer todo tipo de finitos. Le falta una buena cantidad de bocinas considerables, y les sobra un poquito de señalización pero sin duda no están tan lejos de los nepalíes. El paisaje en la ruta es espectacular, aparecen los pequeños poblados o simplemente alguna casa suelta sobre las rocas, colgadas de alguna manera impensable sobre el agua. Muy pero muy pintoresco.

Como era muy tarde pasamos de largo por Amalfi y seguimos en busca del camping que nos indicaba nuestro querido/odiado GPS. Después de pedir indicaciones a algunos lugareños, les cuento que nuestro GPS tiene la execelente virtud de acercarnos a los destinos y no precisamente de llevarnos a ellos, encontramos el camping. Estaba metido en una plaza en un pequeño poblado en un montaña... sí, medio raro. Nos instalamos, salieron ñoquis con tuco de cena, descansamos y al día siguiente después de reservarnos un apartamento en Roma y de hacerle un delicado "camuflato" a nuestra camioneta (que estuvo a cargo de Nacho) salimos rumbo a Amalfi.


Amalfi es un pueblo muy pintoresco, con una playita preciosa y un montón de bolichitos muy pintorescos. El día acompañó pero nos mató no estar preparados para hacer playa porque realmente era un día para darse un lindo baño refrescante (hacía mucho calor!!), así que nos arreglamos con un heladito.


Después de almorzar y pasar buena parte de la tarde en Amalfi, seguimos camino. La ruta siguió teniendo un paisaje espectacular! Hicimos una recorrida rápida de Positano, paramos en algunos lugares puntuales con una vista espectacular y sobre la noche llegamos a Sorrento. Ahí nos quedamos un rato, caminamos por unas peatonales muy pintorescas (ya no estábamos en un pueblito, más bien es una ciudad) y disfrutamos de la vista de Nápoles. Después arrancamos rumbo a Pompeya para amanecer ahí ya que al día siguiente de noche nos esperaba Roma!




Dubrovnik

Arrancamos desde Makarska y para llegar a Dubrovnik (al sur de Croacia) es necesario pasar en “transito” por Bosnia Herzegovina (se puede evitar yendo por las islas pero los ferris no son baratos y además dependíamos mucho de sus horarios). No tuvimos ningún problema en la aduana, ni siquiera nos pararon (estamos convencidos que el nuevo look del portugués ayudo jeje). Es increíble pensar que ahora andamos por estas tierras como si nada cuando hace un poco más de una década hubiera sido impensable. Ver naciones que salen adelante después de semejantes conflictos armados da esperanza, pero no justifica en ninguna forma ese tipo de conflictos como la solución para nada.

Dubrovnik es una joyita, chiquita, castigada por la guerra, pero reconstruida y hermosa. El lugar donde está es privilegiado y todas sus callecitas, sus casitas blancas y los pisos de mármol le dan un toque muy especial. Se habla de la perla del Adriático por lo blanca, y realmente es una perla en un lugar alucinante, con un agua de un color espectacular. Recorrimos las callecitas y además caminamos todo por la muralla que la separa del agua y realmente valió la pena la breve visita a la ciudad! Antes de ir había bastante resistencia porque cansa bastante estar parando por tampoco tiempo en las ciudades pero desde mi punto de vista realmente valió la pena.

Después de andar por Dubrovnik todo el día, bastante fundidos por el cansancio y monetariamente, salió una opción barata para la cena: una pasta en la plaza al lado del parking. Armamos todo, en un momento pasó la policía y nos miró, pero aparentemente no parecíamos ser una amenaza así que no nos dijeron nada y terminamos nuestra cena tranquilos.

Después de la cena de lujo que nos mandamos, nos fuimos al puerto donde nos tomábamos el ferry hasta Bari en Italia para reincorporarnos al itinerario del grupo (Croacia no está incluido en el itinerario). El ferry era un desastre, el peor de todos los que hemos tomado, obviamente teníamos los pasajes más baratos y eso implicaba dormir en el piso en el deck... horrible, de lo peor del viaje.... pero bueno, sarna con gusto no pica. En el ferry festejamos el comienzo del cumple de Maite!!! Brindamos, charlamos un rato y después nos acostamos ya que al día siguiente nos esperaba un día largo de mucha ruta.

Makarska

Llegar a Croacia nos resultó, por ponerlo de alguna manera, caro… Salimos desde Venecia y después de recorrer algunos kilómetros en Italia entramos a Eslovenia. Solamente estábamos de pasada, dimos un vistazo de pasada a los carteles que estaban en la vieja aduna (ya que hoy en día forma parte de la Unión Europea y por lo tanto no hay control de circulación de personas) y ahí estuvo nuestro error. A los pocos kilómetros de la aduana “abandonada” había un puesto de control, nos pararon y no teníamos el pegotín. El famoso pegotín es un sistema de peajes que tienen algunos países, no hay peajes entonces uno paga un pegotín y eso de alguna manera cubre los peajes. La cuestión fue que no era una advertencia, nos multaron diez veces el valor del pegotín y además tuvimos que comprar el pegotín, la pavada salió 165 euros (si si, dolió). Pero bueno, estábamos rumbo a nuestras vacaciones playeras en la costa croata así que no había mucho para quejarse (esto no impidió que los pocos kilómetros que recorrimos dentro de Eslovenia, sus habitantes fueran relajados sin pausa, incluso sin considerar que no había audiencia para el espectáculo de groserías que se vivió adentro de la camioneta).

Las rutas importantes de Croacia son un lujo, según los conductores de turno “de las mejores”, y eso ayudó a que no llegáramos tan tarde a Makarska, nuestro destino. Makarska es un balneario más bien al norte de Croacia muy lindo y tranquilo (al menos fuera de temporada) con playas lindas, el agua es un espectáculo (para mí que las olas no están dentro de los requerimientos para considerar a una playa buena) pero tiene el defecto que no tiene arena, tiene piedritas (nada que no se arregle con unas buenas colchonetas!). Llegamos a Makarska a eso de las 8.00 de la noche y arrancamos a buscar donde quedarnos, la estrategia era llegar y conseguir ahí ya que al ser fuera de temporada se consigue más barato así. Después de ver varios apartamentos, de que Gabi y yo fuéramos perseguidas por una vieja loca que no hablaba otra cosa que croata y de que los chiquilines fueran echados a gritos en alemán por una vieja con un oso embalsamado en el hall de entrada, encontramos lo que buscábamos. Conseguimos un piso entero de un edificio de tres pisos con cocina, cuatro dormitorios con baño y balcón al módico precio de 10 euros cada uno por noche, definitivamente nada mal. Al día siguiente llegó la camioneta de Ale y Maite (con los Ales y los Maites obviamente) y se instaló en el mismo edificio que nosotros!!! La dueña no podía creer que fuera de temporada tenía casi todo alquilado y por cinco noches.

Hicimos playa, mucha playa. Cuando llegamos nos encontramos con la camioneta de las chicas y los Willson, los vimos el primer día pero ellos después arrancaron porque ya hacía un par de días que estaban ahí. Nos dejaron a Willy y a Flo respectivamente ya que ellos querían tomarse unos días más de tranquilidad antes de volver a la ruta, lo que no estuvo para nada mal porque ser muchos hizo más divertida la estadía. Ah y también antes de irse nos dejaron un montón de colchonetas inflables y para la arena que nos salvaron la vida en los días siguientes. El agua ya no estaba a temperatura de verano pero igual fresquita servía para refrescarse porque el sol seguía bastante fuerte. En la playa aparecieron los snorkels de Grecia, volvimos a las siestas y no faltó un día de picnic en una playita un poco más lejos.

Las noches también estuvieron muy entretenidas. La comida en Croacia estaba bastante más barata que en los últimos países que veníamos visitando así que tuvimos varios menús que incluyeron carne, chorizos, hamburguesas y varias cosas más que van a la parrilla… en el apartamento de Ale y Maite que era en la planta baja había una parrillita que sacó de adentro de todos las ganas de comer un asadito!! Y la verdad que para ser carne no-uruguaya no nos podemos quejar, salió todo riquísimo.

Efectivamente cumplimos con nuestro objetivo, hicimos playa en un lugar muy lindo, descansamos, comimos bien, nos divertimos y ahora estamos pronto para dar otro tirón a este viajecito que ahora sin dudas sé que requiere tener las pilas cargadas. Además de paisajística y naturalmente ser un lugar muy lindo, Croacia tiene un espíritu muy vivo pese a que las últimas décadas no hayan sido las mejores. Los croatas son muy alegres y se parecen mucho a los uruguayos en la forma de hablar medio ruidosa que tienen. Partimos de Makarska rumbo a Dubrovnik, ya no en nuestra envidiada Trafic long azul, sino en nuestra querida Trafic gris y cortita (un conductor de Renault nos entregó la camioneta en esos días y se llevó la otra). También estuvo bueno juntarnos con otras camionetas, a esta altura ya sabemos que el viaje lo hace la compañía así que cuanto mejor acompañados mejor se viaja jeje.



lunes, 7 de diciembre de 2009

Venecia

La visita a la ciudad de los canales fue cortita para no perder la costumbre. Llegamos al camping que quedaba a 20 minutos del centro de noche tarde y al día siguiente fuimos tempranito para el centro histórico (al que no se puede acceder en auto, algo muy inteligente y que le da un toque muy especial a la ciudad). Una de las primeras paradas del día fue en una cantina muy sencilla y pintoresca en uno de los canales en la que servían vinos, una especie de tapas y pequeños refuerzos. Había varios tanos disfrutando de la tranquilidad, y acá se empezó a notar que ya no estamos en un país taaaan distinto al nuestro, y obviamente algo heredamos de los tanos.

El clima ese día acompañó, estaba espectacular el día, caluroso pero no tanto y eso nos permitió caminar un montón y disfrutar de los canales y los puentes venecianos. La ciudad, que alguna vez representó a un imperio comercial que servía de vínculo entre Asia y Europa, despierta mucha curiosidad, desde cómo fue construida a cómo se vive la gente en una ciudad tan particular. Por supuesto que esa curiosidad se refleja en la cantidad de turistas que la invaden, pero en nuestro caso no molestó tanto porque ya estamos un poco fuera de la temporada estival del hemisferio norte.


Al principio nos tiramos de ahorrativos y dijimos que no iba a haber paseo en góndola... mhhh. Duró poco, eramos 6 lo que nos daba buena capacidad de negociación así que después de hablar con algunos gondoleros (y de algunas preguntas como las de Nacho de "cuánto cuesta la góndola?" que tuvo como respuesta "30.000 euros") salió paseo en góndola. Realmente valió la pena, y lo mejor de todo fue pasear por los canales desiertos de turistas y silenciosos... sí, hay tranquilidad en Venecia, con decir que más de uno entre el movimiento de la góndola y el silencio cabeceó un poquito.


Después de caminar bastante salió una siesta en un parque sobre el río que no estuvo mal y fue necesaria para tirar hasta más tarde y disfrutar de la noche veneciana. No fue fácil encontrar donde tirarnos porque los espacios públicos italianos ya no están tan cuidados ni son tan atractivos como los de otros países de Europa, pero igual no me puedo quejar, estando en Venecia no me puedo quejar jeje.

De noche nos juntamos con otra gente de la generación en la Plaza San Marcos y salió copetín y todo pese a no estar permitido comer y tomar (igual fue muy discreto para lo que habitualmente acostumbramos los uruguayos). Frente al cuestionamiento de una oficial sobre la cantidad de botellas de vino acumuladas en el lugar, alguien respondió "estamos reciclando jeje. Que la ciudad fuera quedando vacía de a poco le fue dando otro encanto, y decir que eramos muchos caminando a la vuelta, porque estaban bien tenebrosos los canales y las callecitas vacías, sobre todo porque de a ratos te cruzabas con algún morocho que escondía sus carteras de contrabando de la policía.

El primer encuentro con los italianos estuvo bien, breve como para sacar alguna conclusión interesante. Ya se nota que estamos en otra parte de Europa, y eso en parte nos hace sentir un poquito menos lejos de lo nuestro. Ya tendremos después una estadía más larga por estas tierras, pero ahora arrancamos para Croacia!




Zurich, Lucerna, Interlaken y Basilea

El viaje Salzburgo-Zurich en tren estuvo muy bien, no mantuvo la puntualidad suiza pero anduvo bien. En el compartimento en el que nos sentamos había una pareja de médicos filipinos relativamente jóvenes que resultó de lo más interesante y nos pasamos charlando todo el viaje. Aprendimos un poco de Filipinas, un país de los que queda para alguna visita futura y que en varios sentidos se parece estar "cerca" de Uruguay (seguramente como consecuencia de la preeminencia española previa a la independencia).

Mientras nosotros estábamos separados de la camioneta sucedió una de esas cosas que nos pasan a nosotros. A nuestra casi recién recibida Trafic (con sólo un poco más de un mes de uso) se le rompió la bomba de agua. Después de estar varados dos noches en algún pueblito frances (en hotel pagado por Renault) les entregaron una camioneta que sería transitoria hasta que le arreglaran la bomba de agua a la nuestra (una vez arreglada la tienen que llevar hasta donde estamos nosotros). La camioneta que nos entregaron y que tendríamos transitoriamente era long (es decir con una valija mucho más grande que la nuestra) y azul, dos características que la hicieron la envidia del resto de la generación (decir que nos duró poco y la tuvimos solo una semana).

En Zurich nos recibieron los chiquilines junto con Lupin (la hermana de Flo) en la estación de tren. Nos bajamos y estaban ahí. Fue muy lindo el recibimiento y realmente me sentí llegando a casa, y seguramente la sensación sea comparable a la que me genere llegar a Montevideo. Con mamá y papá pasamos genial, y sin duda era necesaria esa dosis de flia para seguir el viaje (al menos para mi), pero sin duda no estaba nada pero nada mal lo que nos esperaba en Zurich. Además, haciendo mejor aún la situación, en Zurich nos quedamos todos (nosotros ocho y Lupin) en la casa de Peto, el hermano de Huevo. Peto es uruguayo, sin duda alguna hermano de Huevo, ingeniero, hincha a muerte de Nacional y terriblemente solidario. Vive en un apartamento con una habitación (que funciona de dormitorio y estar), un baño, cocina y un balcón. Y nos alojó a todos... si si. De noche la habitación principal parecía tener una gran alfombra de colchones inflables y de alguna manera dormimos 9 personas ahí y 1 dormía en el pasillo entre la entrada y la habitación. Pese a todos los "problemas" que trae una concentración de gente tan grande, pasamos bárbaro y Peto fue un gran anfitrión.


La cena siempre era todos juntos en lo de Peto. El menú era variable y en algunas oportunidades incluía una picada nada despreciable. Una noche el menú era canelones de carne y verdura (congelados por supuesto) y para atajarnos porque nos parecía que era poco las mujeres decidimos agregar una sopa a la que Santi aportó los crutones. Habitualmente usamos sopas como salsa para los fideos (con una preparación que las deje un poco más espesas) pero en general nunca hacíamos sopa. Ese día nos quedaba una "sopa" comprada en República Checa (y por tanto en idioma checo) que no había muerto con ninguna cena de fideos y nos dispusimos a hacerla. Durante la preparación notamos algo raro... la servimos... y alguien comentó "parece la comida de la película Matrix"... jeje, ese día era salsa y era salsa blanca!!!!!!! estábamos todos comiendo salsa blanca como sopa!!!!!! cosas que pasan en la vida nómade y de idiomas diversos e inentendibles.

Zurich es una ciudad preciosa. El suizo es bastante amargo pero la ciudad es muy linda. No hicimos una visita exhaustiva porque aprovechamos para ir a otras ciudades haciendo base en Zurich y siempre que volvíamos el calor del hogar nos ponía un poco vagos a todos. Igual caminamos bastante y cubrimos los principales iconos de la ciudad. Las plazas, los edificios súper antiguos, la cantidad incalculable de fuentes con agua potable... todo la hace una ciudad con mucho encanto, aunque capaz algo de eso se lo saca lo amargo de los suizos.

El primer día que salimos de paseo desde Zurich fuimos a Lucerna e Interlaken. Lucerna es una ciudad muy pintoresca como Zurich pero bastante más chica. Tiene algunas obras importantes para los arquitectos, pero más allá de eso es una ciudad muy viva, con mucha gente joven en la calle y a mi me dejó con una sensación de menor perfección que Zurich. Una vez más, este lugar no es tan perfecto como me lo imaginaba.

Después de pasar unas horas en Lucerna fuimos a Interlaken. La ruta nos adelantó lo que íbamos a encontrar. El paisaje de los Alpes suizos, sin tener lo rustico de las montañas que vimos en noruega, es fascinante y lo deja a uno sin dudas sobre cuan poderosa es la naturaleza. Interlaken como pueblo es bastante poco interesante, ya que su vida gira en torno a un montón de hoteles lujosos y no tan lujosos preparados para recibir gente de edad avanzada, pero no cabe duda que los que van no son ningunos nabos, el paisaje que lo rodea lo deja a uno sin palabras.


Otro día que salimos a pasear fuimos a Basilea. Para los arquitectos en lugar muy importante porque acumula obras de varios arquitectos de renombre. Para mi no quería decir más que el lugar donde se establecieron las normas que hoy en día se busca que cumplan los bancos en el mundo (no tengo idea como afectó la crisis la aplicación de estas normas, pero hasta antes de la crisis formaban parte de las políticas de casi todos los bancos centrales del mundo). El ánimo no acompaño, la propuesta de itinerario arquitectónico tampoco y se le sacó poco jugo a la ciudad. Con Gabi nos separamos de los arquitectos y caminamos por el centro y aprovechamos a buscar algunas gangas de esas que nos gustan a nosotras. En relación a lo caro que es comer no tiene casi sentido lo barata que es la ropa, nos tocó momento de liquidación, pero igual es más barata que en otros países de Europa (estamos hechas todas unas expertas en el mercado de la moda jeje).

Zurich nos achanchó y costó arrancar. Nadie quería dejar lo de Peto, dejar a Peto, ni volver a nuestra vida nómade y de carpas. Pero en este viaje todo el tiempo hay que seguir... seguir en movimiento. A la salida (muy temprano por primera vez desde que arrancamos) ayudó que teníamos que llevar a Santi al dentista cerca de Venecia (nuestro siguiente destino) a atender una pequeña emergencia surgida.



Salzburgo

Llegamos medio tarde a la posada que había reservado mami, pero eso no impidió que disfrutáramos del paisaje que la rodeaba, realmente increible. La posada quedaba a las afueras de la ciudad de Salzburgo, en lugar rodeado de montañas y lleno de casitas chiquitas. Tenía pocas habitaciones, muy prolijas y era administrada por una pareja. Nos instalamos y salimos en el auto a dar una vuelta por el centro de Salzburgo. Cuando quisimos acordar eran las 9.00 y empezamos a buscar un lugar para comer, pero estaba todo cerrado, evidentemente los austriacos tiene horarios muy distintos a los nuestros (algo que no se notaba tanto en República Checa). Después de dar muchas vueltas por una ciudad prácticamente desierta, encontramos un restaurante chiquito que estaba dispuesto a atendernos (no de muy buena gana) considerando que éramos solo cuatro donde cenamos muy rico.


Al día siguiente salimos temprano a recorrer la ciudad que es de un tamaño que permite recorrerla fácilmente a pie y nos encontramos con una ciudad para nada desierta, por el contrario con una población turista bastante considerable. Dimos vueltas por las plazas, la casa de Mozart, la universidad de música, visitamos los jardines de la casa donde se filmaron los exteriores de la película La Novicia Rebelde (muy graciosa la gente entonando las canciones de la película), un par de cementerios que alojan algunos personajes muy interesantes (y viejos) y la catedral (con su cúpula reconstruida tras los bombardeos de la segunda guerra).




Ese día era el último juntos así que tuvimos el correspondiente almuerzo de despedida, y junto con la cena aprovechamos a acomodar un poco las valijas ya que mami y papi se llevaban un lindo paquetito del que nos deshacíamos Nacho y yo (nada más y nada menos que la valija con la que salí de Montevideo llena hasta el buche).

Después de disfrutar un día precioso en Salzburgo, al día siguiente Nacho y papá devolvieron el auto y con mami nos quedamos en la estación de tren sacando los pasajes para ellos a Munich y averiguando de dónde salía el tren que nos tomábamos con Nacho rumbo a Zurich donde nos reencontraríamos con nuestra familia transitoria. La despedida fue un poquito más difícil que la de Montevideo porque ahora por la experiencia de los primeros meses de viaje sabía cuánto iba a extrañar (y que no iba a ser poco), pero a la vez era un poquitito más fácil porque quedaba menos para volver a casa. Sin duda este viaje es una locura, una maravillosa locura, y cuando salí de Montevideo sabía que iba a extrañar, pero nunca pensé que tanto.