Después de cerrar la visita a Holanda con una breve pausa en Ámsterdam, en la que levantamos a Juan, arrancamos hacia el norte e hicimos nuestra primera parada en Alemania. De camino a Hamburgo pasamos la noche en un P y la verdad es que los P alemanes no están nada mal. La cena fue invitación de Nando que se estaba despidiendo de nosotros esa noche, un menú que no veíamos hacía tiempo: carne!!! El encargado de la preparación fue Nacho Correa que se pasó con una salsita con cebolla y vino espectacular. De acompañamiento salió puré de papas y huevo frito… la verdad que nada mal. Cenamos tranquilos y después armamos las carpas, cuando nos estábamos preparando para dormir (inflando colchones y esas cosas), pasó terrible BMW negro que paró, nos miró y se fue, era la policía pero aparentemente que nos vio demasiado listos para ir a dormir y no nos dijeron nada.
Antes de pasar a las horas que pasamos en Hamburgo, quiero hacer un breve comentario sobre el menú de esa noche y por qué era tan preciado y aún hoy (a mediados de octubre) se mantiene en el top 3 de las comidas de este viaje en camioneta. Obviamente son contadas las veces que este viaje comemos semejante cacho de carne! En nuestro caso era la tercera. La primera fue en Shanghai, como ya les conté, y la segunda y anterior a esta, fue en París. Sí, en París la carne no es barata y mucho menos si uno se sienta en un lindo y paqueto bolichito, pero después de que nos dijeran que nuestra camioneta estaba demorada, Renault nos invitó a desayunar y almorzar y luego pasarle la cuenta… efectivamente nos rompimos la boca, pero el pago se demoró por lo que hasta ahora que cobramos lo que habíamos gastado (algo así como 2 días de viático por cabeza) no era algo digno de ser festejado y mucho menos divulgado jeje. Así que ahora que lo recuperamos lo comparto con ustedes!
Hamburgo es una ciudad puerto, muy grande, así que unas pocas horas no dieron para mucho más que caminar por el centro y disfrutar de un rato de parques. Es la ciudad alemana con mayor ingreso per cápita y eso se nota en la gente, los autos y las tiendas. Donde no se nota mucho, y capaz tenga que ver con qué es una ciudad puerto, es en la limpieza de la ciudad, es bastante sucia. En definitiva, la breve pasada por Hamburgo, nos dejó con un montón de ganas de volver a Alemania por un poco más que unas horas.
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