El viaje llevó lo esperado y después de unas 7 horas de ruta entramos a San Francisco por el Bay Bridge. Fuimos derecho al Post Hotel (en Post y Taylor) y nos bajamos Gabi, Jose y yo con las valijas y los chiquilines fueron a devolver la camioneta a Avis que quedaba a una cuadra. Acá empezó el problema. En el Post Hotel no nos querían aceptar la reserva por decir que era demasiado poco el precio que estábamos pagando. El recepcionista, que era mejicano, se puso bastante agresivo y nosotros les explicamos que íbamos a esperar a los restantes compañeros que tenían reservado en el hotel y que en total éramos 20 y no podía ser que no nos la aceptara. Después de que nos dijo que tenía como 14 cuartos libres nos empezó a argumentar que no tenía cuartos para nosotros por lo que teníamos que irnos. El problema era que teníamos que salir a buscar algo para esa misma noche para 19 personas, además de que ya había una parte del hotel paga por la reserva. A la hora llego el resto y llenamos la mini recepción del hotel con nuestras valijas y ahí la cosa se puso complicada, sobre todo después de que nos enteramos que desde esa mañana se estaban quedando en el hotel otra gente que había hecho la reserva de la misma forma que nosotros pero que había pagado un poco más. El asunto se puso realmente complicado, el recepcionista nos encerro en la recepción y las amenazas corrían desde llamar a la policía hasta arreglar las cuentas afuera. Finalmente llamó al dueño (después de fuertes insistencias de parte de algunos de los que llegaron últimos) y accedió a darnos las habitaciones al precio que las habíamos reservado, pero como no tenía 5 habitaciones de 4 personas como habíamos reservado nos dio 10 de 2 personas con baño compartido (siendo que nos estaba saliendo US$ 9 la noche, no había razón para quejarse). El asunto terminó con nosotros haciéndole las cuentas de cuánto le debíamos, a él le daba US$ 200 y en realidad era el doble, y una vez que le dijimos eso dejó todo en nuestras manos, muy gracioso! El hotel era muy particular, no estaba muy desprolijo pero vivía mucha gente permanente, un ambiente medio extraño.
Después de instalarnos en las habitaciones salimos a caminar un poco, por China Town (el más grande de Estados Unidos), North Beach y el Pier 39. Cenamos y volvimos caminando al hotel y, por lo tanto, hicimos varias subidas y bajadas, que nos dejaron bastante agotados pero que nos dieron un lindo primer encuentro con la ciudad y sus vistas espectaculares.
El segundo día estábamos agotados y el ritmo fue un poco más suave. Salimos un poco más tarde, recorrimos la zona de Union Square, Yerba Buena y sus edificios y nos encontramos con Flo, Cachi y Gabi para almorzar. Después fuimos al City Hall y a la catedral de St. Mary, que no está mal pero es demasiado monumental para mi gusto. Ahí nos volvimos a separar porque nos quedaban pocas horas para salir a aeropuerto y a todos nos quedaban cosas distintas para ver. Nacho y yo arrancamos para la parte de la costa y ahí se empezó a sentir un poco más el frio (y el cansancio). Caminamos por Van Ness Ave. hasta el Pier 39 y ahí nos tomamos la línea F de Cable Car que va todo por la costa hasta la calle Market (una diagonal bastante importante de la ciudad). Ahí estuvimos dando algunas vueltas, y ya absolutamente congelados, nos metimos en un Starbucks para recargar energías y arrancar para el aeropuerto. Nos encontramos con Vero, Santi, Jose, Cachi y Gabi en el hotel y salimos para el San Francisco International Airport, para tomarnos el metro (Bart) tuvimos que caminar unas 6 cuadras pero por suerte todas en bajada (algo nada menor considerando la ciudad!!).
Para cerrar un poco, la ciudad es divina como la recordaba. Siempre uno se queda con ganas de más, y sobre todo considerando que tuvimos dos días, esa sensación es peor! Es una ciudad preciosa como un todo, si bien hay algunas cosas que resaltan más que otras, como el Golden Gate Bridge, el conjunto es espectacular. Las vistas, las callecitas, las casas, la diversidad de la gente, la onda... todo! Una cosa que me llamó mucho la atención, más que en New York o Chicago, fue la cantidad de homeless que había por todos lados! Y la mitad de ellos con bastantes tornillos sueltos!! Todos los que vimos muy inofensivos pero realmente piruchos.
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