martes, 19 de mayo de 2009

Fallingwater (mucha ruta!!)

El sábado de mañana alquilamos tres camionetas y un auto para arrancar los 18 rumbo a Chicago, con parada en la Casa de la Cascada de Wright (la Fallingwater) en Millrun, Pensilvania. Nuestra camioneta era una Ford Runner 4x4 (en estas cosas no andamos con pavadas jeje) e íbamos en ella Nacho, Cachi, Gabi y yo (para empezar a practicar para Europa). Salimos cerca del medio día e hicimos más de 800 kms para llegar a nuestra primera parada (con embotellamiento en el Bronx de New York, algunos desvíos, paradas técnicas y una casi-multa por speeding de la policía). La primer parada, Somerset, lugar que se reduce básicamente a un pueblo de hoteles, moteles y locales de comida armado exclusivamente para quienes viajan por las carreteras de la zona (al punto que en su entrada tiene un peaje!!). Nos quedamos en un Knigths Inn, no tan prolijo como el Motel 6, pero muy en precio.
El domingo arrancamos tempranos para la Fallingwater (teníamos entradas reservada para las 10 hs) y me tocó manejar ese tramo, uno de los tramos más lindos de la carretera (un paisaje espectacular). La Fallingwater, INCREIBLE. Esta casa es de la década del 40 del siglo pasado y fue diseñada por Wright para una familia de Pitsburgh, es una obra de referencia para la arquitectura mundial que se destaca por la su estructura (innovadora para la época), el vinculo con el entorno y su distribución interna (creo jeje). Pensé que capaz me iba a aburrir por el tema arquitectónico pero realmente es una casa hermosa en un entorno increíble, creo que casi todos salimos con ganas de tener una casa así jeje. Además de la casa como edificio, sus muebles y las obras de arte que están adentro (Picasso, Diego Rivera, etc.) lo hacen un museo muy interesante. Realmente valió la pena el largo viaje. En seguida que terminó la visita salimos e hicimos otros 800 kms y pico hasta llegar al hotel Super 8 a las afueras de Chicago en el que habíamos reservado para pasar la noche antes de entrar a Chicago a devolver los autos. En el camino hicimos un pequeño desvío para visitar en Toledo el Glass Pavillon, un anexo del Museo de Arte de Toledo, hecho todo de vidrio que se construyó para levantar un poco la zona.



No hay comentarios:

Publicar un comentario