Las Vegas

Desde el aeropuerto todo esto es muy bizarro. Llegamos a las 10 de la mañana al hotel que teníamos reservado (Best Value Inn), bajo un calor inaguantable y muy mal dormidos. El recepcionista, una persona sin duda destacada por su despreciable humor, no nos dejó hacer el check inn por faltar el integrante del grupo que había hecho la reserva (llegaba en un vuelo más tarde). Esto nos obligó a salir a recorrer la ciudad bajo el rayo del sol, después de cambiarnos en la puerta del hotel. No cabe duda que mi percepción de la ciudad esta sesgada por las bajas expectativas que tenía de esta ciudad y el agotamiento que tenía, pero realmente no volvería a Las Vegas (y agradezco que el itinerario le asignara solo un día).

Es una “ciudad” en la que todos son turistas, estuvo divertido porque es un gran circo en el que uno puede ver cualquier cosa: las calles se cruzan por puentes (como podrían ser los que están en los accesos de Montevideo) con escaleras mecánicas para subir y bajar (que están a la intemperie seguramente porque nunca llueve), hombres y mujeres que más que vestidos estaban disfrazados, perros siendo tratados como propios bebes, obviamente personas en pedo a cualquier hora del día, personas de todas las edades desquiciadas con las apuestas, todo tipo de recipientes para las bebidas (desde grandes torres a guitarras de plástico del tamaño de una guitarra), espectáculos en los shoppings que simulaban tormentas y lluvia, y podría seguir por un buen rato. La “ciudad” (es muy poco justa esta denominación) es básicamente una calle principal (el Strip) sobre la que se apoyan los casinos y los diferentes locales de ventas de todo tipo de cosas (siempre cosas que diga Las Vegas jeje). Todos los casinos son malas imitaciones de otras cosas (las pirámides egipcias, la torre Eiffel, los canales de Venecia, el coliseo romano, la estatua de la libertad y un volcán), que en el día, bajo la luz del sol, lucen como cosas muy bizarras muy decoloradas (o directamente mal pintadas). En ningún lado hay una sombra, lo que te obliga a entrar a las tiendas y los casinos a refrescarte un poco porque realmente el calor del desierto es sofocante. De noche también dimos algunas vueltas, y si bien la falta de luz lo hace todo menos bizarro, sigue siendo un gran circo.

Quiero destacar una cosa, el Belagio (ahora no me acuerdo si se escribe exactamente así) es un hotel impresionante, con una fuente espectacular! (la que aparece en Ocean’s Eleven) A cada rato hace unos espectáculos combinados con música que están realmente lindos.