El vuelo desde Atenas hasta París era nuestro vuelo número 17 en dos meses y medio de viaje y representaba el cierre de una etapa del viaje y el comienzo de otra muy distinta… muy distinta del recorrido por Asia, Medio Oriente y los primeros rincones de Europa, pero también muy distinta a lo que la esperábamos e imaginábamos en los meses de planear esta etapa de viaje en “camioneta”.
Llegamos al aeropuerto (más tarde de lo previsto, algo que nos pasó por primera vez en el viaje, la única que vez que en el destino había alguien esperándonos) y emprendimos viaje vía metro a la casa de Rafael. El metro de Paris me sorprendió negativamente por dos cosas: la mugre y la pésima accesibilidad (aspecto que cuando uno viaja con dos valijas de más de 20 kgs, otra de unos 10 kgs y dos mochilas realmente se nota, yo ya me rendí con las valijas pero Nacho quedó bastante doblado de subir y bajar escaleras con ellas).
Rafael nos esperaba en su casa con un almuerzo como el que no veíamos hace bastante tiempo… unos canelones al horno exquisitos!! (se extraña la comida de horno!!! Mami, acordate para la vuelta jeje). Comimos tranquilos, aprovechamos para bañarnos y para ordenar las valijas para la siguiente etapa. Con el cambio de itinerario que hicimos para ir a Jerusalén llegamos solo un día antes de la entrega de camionetas y nos quedamos solo una noche en lo de Rafael pero nos hubiéramos quedado más. Haber llegado a una casa hizo notar cuánto se extraña la propia y la vida cotidiana. Pero bueno, en noviembre nos vamos a sacar las ganas y ahí si nos quedamos más que una noche.
Después de disfrutar un buen rato de estar en una casa, salimos a dar unas vueltas y aprovechamos a ver alguna cosa en esta primera y corta visita a Paris. No nos dio para mucho más que para quedarnos con muchísimas ganas de volver en noviembre!! De noche, por decirlo de alguna manera porque a esta altura del año no oscurece hasta las once, salimos a cenar con Rafael y a conocer algunas cosas muy ricas de la cocina francesa.
Al día siguiente arrancamos muy temprano, con muy pocas ganas de irnos sin habernos quedado unos días en lo de Rafael para recargar las pilas, pero muy contentos con lo que nos esperaba (o al menos con lo que creíamos nos esperaba). Tras una confusión de algunas letras que nos costó bajarnos en una parada de subte bastante más lejos a la planeada y una larga caminata como consecuencia, llegamos a Renault a buscar la camioneta. Se suponía que nos entregarían una Trafic para nueve personas. Ni bien llegamos nos encontramos con Andrés que nos dijo que aparentemente había un problema con nuestra camioneta, y junto con un par más, llegaría más tarde ese mismo día. En Renault nos encontramos con Juan, uno de los dos integrantes de la camioneta que faltaba unirse al grupo, así que de a poquito vamos llegando todos. Tras la noticia arrancamos caminando rumbo al Decathlon más cerca a comprar todo nuestro equipamiento para el camping. Pasamos varias horas ahí, elegimos carpas, colchones, infladores, toldo, mesitas, sillas… aún muy entusiasmados creyendo que esa misma tarde íbamos a tener nuestra Trafic e íbamos a poder salir rumbo a Inglaterra como teníamos planeado.
El problema era más grave de lo que nos habían dicho, cuando volvimos más tarde a Renault nos enteramos que no teníamos Trafic. La empresa que hace los leasing (es la manera en que adquirimos las camionetas para hacer el viaje) de Renault desde Uruguay (Toptour, que si no me equivoco es algo así como la mayorista de Jetmar) había cometido un error y se nos había asignado una camioneta más chica (para cinco personas, en lugar de para nueve). Los de la mala suerte fuimos nosotros y dos camionetas más.
Nunca había pasado algo parecido en la historia del viaje. Estuvimos varias horas discutiendo con la gente de Toptour desde las oficinas de Renault (donde cabe destacar que nos trataron muy amablemente) pero no nos ofrecían ninguna solución más que alquilarnos un segundo auto y que cada camioneta se fuera distribuida en dos autos. Esta solución no era lo que habíamos comprado por lo que no estábamos dispuestos a aceptarla y como se venía la noche y estábamos con todas nuestras valijas ahí y sin alojamiento, Renault de Francia nos pagó una noche de hotel para generar más tiempo para encontrar una solución. El cambio horario nos jugaba bastante en contra y esa noche nos pasamos hasta tarde hablando con Toptour en Uruguay. Al día siguiente nos pasamos todo el día en el hotel también llamando y tratando de que nos dieran otra solución.
Nunca llegó otra solución por lo que los 22 que estábamos internados en ese hotel decidimos que lo mejor era tomar esa única solución que nos planteaban era transitoria (hoy ya pasó un mes de esto y aún seguimos con dos autos en vez de nuestra Trafic). Nos entregaron la camioneta del leasing (una Renault Scenic) y una alquilada por 45 días (una Opel Meriva) y salimos rumbo a Calais para tomarnos el ferry a Inglaterra al día siguiente. Esa noche hicimos nuestra primera parada en un Formula 1, que es una cadena de hoteles de “ruta”, con habitaciones para tres personas que tienen baños individuales (con un sistema de limpiado automático muy gracioso) pero compartidos con las demás habitaciones.
Al día siguiente hicimos nuestro primer surtido de Carrefour!! Compramos cosas que nos faltaban para el camping (garrafa, farol, vajilla, ollas, alargue…) y las básicas para tirar unos días cocinando nosotros. De ahí hicimos nuestra primera parada en un “P” para almorzar. Un P es un espacio para parking sobre la ruta (o a veces un poco metidos para adentro pero siempre cerca de la ruta) donde hay baños, mesas, techitos y a veces también hay una estación de servicio, y sirven de hogar para muchos estudiantes de arquitectura durante esta etapa del viaje. Después de ahí fuimos a Calais y nos tomamos el ferry (que demora unas dos horas) para cruzar a Dover y llegar esa misma noche a Londres.
Sin duda el comienzo de esta etapa no fue lo que esperábamos. Nunca pensé que no fuéramos a tener Trafic, y mucho menos me imaginé la desilusión que eso me podía causar. El viaje en dos autos no es lo mismo. No vamos todos juntos, nos perdemos varias veces entre nosotros y encima todo el tiempo estamos pensando en cuándo va a llegar la Trafic y a quien tenemos que llamar para que eso pase (o con quién hay que pelearse)… no está nada bueno. Pero tengo que reconocer que así como ese día empezó toda esta complicación, también empezó la etapa de viaje en grupo y nuestro grupo realmente lo vale. Pese a que cada uno tiene su “escapada de tortuga” (o tuerquita media floja) nos divertimos mucho, nos cuidamos mucho entre nosotros, nos bancamos la cabeza y sobre todo estamos disfrutando mucho de este viaje y de compartirlo juntos.
Hoy me puse al día con el blog y sus relatos..viajé como loca!!!!
ResponderEliminarqué divino todo lo que están viviendo!
les mando un beso enorme y sigan disfrutando
dani.