Una vez más la llegada a esta ciudad no fue fácil y más difícil aún fue encontrar alojamiento. Llegamos el viernes del fin de semana del Gay Pride por lo que todo estaba hasta las manos de gente. Después de recorrer varios campings (algunos llenos y otros con pocas ganas de aceptar uruguayos), terminamos en el Gasperplass, a 20 minutos en tren del centro de Ámsterdam pero muy prolijo y muy en precio.
Ámsterdam, ciudad con privilegios en nuestro apretado itinerario, genera muchas expectativas de diferentes tipos, pero fundamentalmente en dos sentidos. Primero desde el punto de vista “cultural”, como ciudad sumamente distinta a otras, que pese a tener una estética muy “europea”, desafía el conservadurismo que reflejan otras ciudades del continente (capaz esto se podría generalizar para todo Holanda aunque no estoy segura). Segundo por su estética. Los holandeses, por si alguien tenía alguna duda, son los reyes del diseño y eso se refleja en la arquitectura y todo lo que uno tiene a la vista.
Visitamos muchas obras, pero el exceso de las marcadas por las guías armadas para el viaje, llevó a hacer una selección. Además de todas las indicadas, están esas obras que no están en las guías y que se van descubriendo en el recorrido (y que en el caso de Ámsterdam eran muchas). Elegí algunas fotos de las que más me gustaron desde mi óptica poco formal en términos de arquitectura jeje.
Hubo una en particular que me encantó: la biblioteca de Ámsterdam! Me gustó mucho el interior del edificio (mucho blanco, mucha luz), pero lo que más me gustó fue que hubiera un lugar, abierto todos los días de la semana hasta relativamente tarde para estos países (tipo 6 de la tarde), abierto a todos (y a todas las edades) y con un montón de materiales (libros, música, películas, computadoras). Sería muy lindo tener algo así en Montevideo, pero creo que como sociedad todavía tenemos muchas cosas vinculadas a los espacios públicos para resolver antes de poder pensar en estas cosas (lo mismo para los parques tan valorados y aprovechados por estos lados).
El sábado fue el día por excelencia del Gay Pride porque ese día se celebraba el Gay Parade por los canales y las calles de la ciudad. Era todo una gran fiesta gran, una locura total, mezclado con un buen toque europeo de algo muy bizarro jeje. La pinta de la gente, la euforia, lo colorido de todo, la alegría (sobre todo artificialmente generada jeje), todo un verdadero espectáculo. Ah y no faltó por los canales de Ámsterdam un pequeño barquito con la bandera gay y la bandera uruguaya.
Antes de dejar Holanda, después de visitar Rotterdam, hicimos una nueva parada en Ámsterdam para visitar algo que nos había quedado pendiente: la casa donde vivió escondida la Ana Frank y su familia durante la segunda guerra mundial y la etapa de persecución a los judíos por parte de los Nazis. Es muy raro estar por los pasillos de esa casa, ver cómo se manejaron para esconderse durante tanto tiempo. El broche de la visita es que al final está expuesto el diario original escrito en esos años por Ana Frank. Me gustó mucho como está armada la exposición y visitar esos lugares de los que todos en algún momento leímos la historia. La foto que dejo abajo es de la fachada actual de la casa.
Tengo dos últimos comentarios de Ámsterdam antes de pasar al próximo destino. Primero, qué bueno que está que la ciudad esté tan armada para circular en bicicleta! La edad no es limitante, las distancias tampoco y la seguridad muchísimo menos. Segundo, una vez más, las ciudades europeas muestran ejemplarmente como pueden aprovecharse los parques de una ciudad (ya nos va a llegar algo así en algún momento por Montevideo).
Desde Ámsterdam un día fuimos a Utrecht, a visitar varias obras aparentemente ejemplares. La obra base fue el Educatorium, que forma parte de la universidad de Utrecht y es una especie de centro con salones, biblioteca, cantina, etc. Después de aprovechar a almorzar rico y barato en la cantina de la universidad, desde ahí los chiquilines fueron a visitar otras obras y Gabi y yo aprovechamos para dormirnos una merecida y deseada siestita al sol. Sin duda el cansancio se empieza a notar y no eramos las únicas con ganas de reposar un ratito jeje.
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