Desde Fukuoka nos fuimos para Osaka (a mitad de camino entre Tokyo y Fukuoka). El barrio donde estaban ubicados nuestros hoteles (nuevamente las mujeres en uno y los hombres en otros) no ayudó a nuestra percepción de la ciudad. La zona tenía todo lo que no habíamos visto aún en Japón: gente durmiendo en la calle, mucha mugre y pintas que daban bastante miedo. Nuevamente esta ciudad sirvió de base para visitar los alrededores (Japan Rail de por medio). Una aclaración, el hotel de Osaka no merece fotos como el anterior, más bien ni merece comentario (lamentable), pero quiero volver a repetir que el tatami es lo peor para dormir! no se como duermen estos ponjas!
Un día visitamos el Templo del Agua de Tadao Ando en Awaji. Nos acompañó la lluvia (por no decir el diluvio permanente) y la llegada fue complicada y cara. El templo tenía lo suyo, pero no alcanzó a mis expectativas y definitivamente la mayoría de las veces la lluvia no ayuda a la percepción de los lugares. Desde ahí arrancamos para Himeji (lo que sería nuestra primera visita). Cuando llegamos conseguimos bicicletas (la municipalidad tiene un servicio de préstamo gratuito y además alquilamos algunas porque no daban para todos). Estuvo muy divertido, eramos una banda (eramos 12), todos copados, tocando la bocinita de la bici... los japoneses estaban todos desencajados. Con nuestro nuevo transporte fuimos al Museo de la Literatura de Tadao Ando, realmente muy lindo aunque lamentablemente no había nada pero absolutamente nada en inglés por lo cual fue una visita más bien de analfabetos. Después anduvimos en los alrededores del Castillo de Himeji (una de esas típicas construcciones japonesas antiguas) y lamentablemente se nos hizo la hora de devolver las bicicletas.
Al día siguiente arrancamos temprano para Kyoto. Por suerte la lluvia nos dio un descanso, pero siguió bastante nublado. En Kyoto sacamos un pase de ómnibus para todo el día y recorrimos algunos puntos interesantes: el templo Daikakuj, el jardín botánico y el Garden of Fine Arts de Tadao Ando (un lugar realmente muy lindo y disfrutable). Después hicimos un intento de llegar a una exposición de Tadao Ando pero después de tres trenes y un ferry llegamos 15 minutos tarde y no pudimos entrar, una pena, pero cosas que pasan. De ahí nos volvimos a la zona de los hoteles donde como forma de "despedida" de Japón, y de festejo de algunos cumples (como el de Flo!), la generación procedió a armar un lindo barullo en la vereda que motivo la llegada de la policía pero que por suerte no pasó a mayores.
El último día en Japón, que para que no sintiéramos nada extraño diluvió todo el día, salimos tempranos de los hoteles y dejamos las valijas en la terminal de Shin-Osaka, desde donde en la tarde salía nuestro tren para Tokyo. De ahí salimos hacia Himeji con el objetivo de liquidar un asunto pendiente de la visita de los días anteriores: dos obras de Tadao Ando dedicadas a los niños (el Museo de los Niños y el Albergue de los Niños). Realmente valió la pena la ida a Himeji y lo mojados que quedamos después de tanta caminata! El almuerzo despedida de Japón, como no podía ser de otra forma, fue en Vie de France, una "panadería" increíble sobre la cual no me acuerdo si ya les conté pero que nos salvó la plata en nuestra estadía en Japón.
En Tokyo tuvimos que pasar la noche en el aeropuerto porque nuestro vuelo para Beijing salía temprano a la mañana siguiente. Un lindo susto se pegaron los ponjas cuando vieron venir a unos 90 uruguayos dispuestos a pasar la noche en el Narita Airport que cierra de noche! Nos explicaron que cerraba el aeropuerto pero finalmente accedieron a dejarnos dormir en un piso. Yo no me puedo quejar ya que dormí unas merecidas 7 horitas acostada en 3 asientos que no me vinieron nada mal.
Sin duda la visita a Japón fue una experiencia increíble. Es una sociedad muy diferente, no solo en el funcionamiento que se observa a simple vista sino también en las básicas, en los valores que están atrás. El trabajo es lo importante, el resto gira en armonía en torno a ello. Entender lo que vimos en Japón es un proceso que se va profundizando a medida que conocemos otras sociedades, otras culturas. Por ahora no tengo mucho más para decir de Japón, pero los japoneses siguen siendo un tema de reflexión en las charlas que van surgiendo entre nosotros. Estando en China, viendo como los chinos no chupan tanto como los japoneses, pero también viendo la "no-perfección" de China frente a la "perfección" de Japón, espontáneamente Cachi comentó "los japoneses deben ser muy infelices". Ya habrá tiempo para entender mejor que fue lo que vimos en Japón.